El olor a cloro en las piscinas es algo habitual, ya que esta sustancia tiene una función específica, desinfectar el agua. El cloro reacciona con los contaminantes que aportan al agua los bañistas. Esta reacción es la que provoca este olor a cloro. Si no hubiera contaminantes en el agua ese olor no existiría.
Si se respetan los valores recomendados para el correcto tratamiento del agua con cloro, no tiene por qué producirse ningún tipo de reacción perjudicial para la salud. Por ese motivo, es esencial realizar un adecuado mantenimiento y unas correctas mediciones de manera periódica.
En España, cada comunidad autónoma dispone de una regulación específica en cuanto a los niveles de cloro en las piscinas. En Andalucía el Decreto 23/99 de 23 de febrero establece las normas sanitarias aplicables a piscinas de uso público. Este decreto, dispone que el cloro libre en la piscina deberá mantenerse entre 0.4 a 1.5.
Se deben comprobar los niveles de cloro dos veces al día, la primera en el momento de la apertura de la piscina y la segunda en las horas de máxima afluencia de público.