Alguno habrá llegado a su vivienda recién construida, con esos nervios e ilusión que se tiene al comienzo de una nueva etapa.
El día de la mudanza es agotador y pasa muy deprisa. Si encima te ha “ayudado” la familia o los amigos, aparte de haberles tenido que invitar a comer, lo más probable es que no te hayan hecho caso a la hora de colocar las cajas y estarás buscando lo que más falta te hace, al menos un par de días.
Por fin la casa parece un hogar, falta por colgar algunas lámparas y cuadros, pero seguro que antes de un año, estará todo instalado.
La televisión no se ve en ninguna de las habitaciones y es extraño porque en mi anterior casa sintonizaba todos los canales a la perfección. Me compré la tele nueva de 42 pulgadas precisamente para este salón, porque una casa nueva sin tele nueva es como Papá Noel sin barba.
He llamado a una empresa de telecomunicaciones y han quedado en venir esta tarde. Han realizado algunas comprobaciones en las tomas de antena y me dicen que el fallo proviene de la señal de la antena colectiva, de la antena de la comunidad. Me indican que si la comunidad tiene contratado el servicio de mantenimiento con alguna empresa es conveniente que la llamemos y que si no, ellos pueden intentar solucionar la anomalía si le facilita la comunidad el acceso a la instalación.
Aquí es donde comienza mi calvario. ¿A quién me dirijo? En la puerta de al lado mía no vive nadie. No hay un tablón de anuncios. No sé quién es el presidente, ni el administrador… no sé a quién acudir. Me estoy agobiando y hoy quiero ver mi serie favorita.
Llamo a la promotora y me dicen que en ese edificio no está creada la comunidad. Ellos me pueden facilitar una llave para acceder a la instalación de la antena colectiva y además me indican que a partir de la próxima semana, todos los suministros y mantenimientos, dejarán de pagarlos ellos. Que será la comunidad la que debe darlos de alta y hacerse cargo de los mismos.
No sé qué hacer. Me he sentado en el sofá (también es nuevo, he tirado la casa por la ventana) que hay frente a la televisión de 42 pulgadas que no funciona y con una cerveza fresquita me he puesto a pensar en lo que puedo hacer. Tengo que encontrar una solución y me queda poco tiempo.
Me he acordado que mi amigo Mario, tiene una amiga que se llama Raquel que es administradora de fincas. Lo he llamado y me ha dicho que la llame, que seguro que ella me puede ayudar.
Efectivamente, se ha comprometido a ayudarme a constituir la comunidad para que por lo menos podamos tener los suministros y servicios mínimos funcionando y que a partir de ahí, decidamos que queremos hacer.
Me ha dado unos carteles para que los coloque en la puerta de entrada peatonal al edificio y otra en la puerta de entrada por el garaje, convocando a los vecinos a una reunión.
A la reunión ha venido más gente de la que pensaba y ha servido para conocernos y para informarnos de los pasos a seguir para constituir la comunidad.
Raquel nos ha informado de que debemos convocar una Junta de Constitución (reunión), con dos puntos como mínimo en el orden del día, y un tercer punto que aunque no es obligatorio, es aconsejable incluirlo.
- Constitución de la comunidad de propietarios
- Nombramiento de la junta directiva: presidente, vicepresidente, secretario y si se quiere administrador
- Apertura de la cuenta bancaria de la comunidad (para gestionar los ingresos y pagos)
La reunión se alargó más de la cuenta, pero era lógico, los vecinos tenían muchas dudas de cómo debe funcionar la gestión de la comunidad y también hubo muchas quejas de fallos en la construcción.
La administradora, intentó dar respuesta a todo y nos indicó que el siguiente paso una vez emitida el acta de constitución y pasada la misma al libro de actas (se puede adquirir en cualquier librería, pero hay que darlo de alta en el registro de la propiedad correspondiente), sería convocar otra reunión para establecer las cuotas económicas de cada propietario para sufragar los gastos generales comunitarios.
También dimos de alta la comunidad en Hacienda. Rellenamos el modelo 036 y nos entregaron un NIF. Ya estamos legalizados a todos los efectos.
Mientras tanto, la administradora habló con la promotora y consiguió que arreglasen el fallo en la antena colectiva. Por fin pude ver mi serie favorita, sentado en mi sofá y con una cervecita bien fría en la mano.
Aquí ya se puede comenzar a vivir, pero algo me dice que quedan muchos capítulos por escribirse.